La aparición de los vehículos a motor y, ya en nuestro siglo, la popularización del turismo, significó una cierta crisis para la peregrinación: se temía que el esfuerzo y el sacrificio en expiación de los pecados que hasta este momento significó la peregrinación a pie dejara paso a una actividad placentera y agradable en que emplear las vacaciones. Tal fue el caso que las autoridades en otros santuarios comenzaron a expedir certificados de visita imitando a La Compostela. (Tal es el caso de Tierra Santa, donde expide un certificado el Ministerio de Turismo israelí.). El Cabildo de la Iglesia Metropolitana de Santiago siguió expidiendo el certificado y en la época moderna se limitó la concesión de la “Compostela” a aquellos que acuden a la Tumba del Apóstol por motivo religioso y/o espiritual, y siguiendo las rutas del
Camino de Santiago a pie, en bicicleta o a caballo. Para ello se exige haber recorrido como mínimo los últimos 100 kilómetros a pie o a caballo o también los últimos 200 en bicicleta, lo cual se demuestra con la evidencia de la “credencial del peregrino” debidamente sellada a lo largo de la ruta recorrida. Quedan excluidas, por tanto, otras formas de desplazamiento para acceder a la Compostela, excepto cuando se trate de discapacitados.
Para conseguir la “Compostela” se debe:
Hacer la peregrinación por motivos religiosos o espirituales
Hacer a pie o a caballo los últimos 100 Km. o los últimos 200 km. en bicicleta. Se entiende que la peregrinación comienza en un punto y desde ahí se viene a visitar la Tumba de Santiago.
Se deben reunir sellos de los lugares por los que se va pasando en la “Credencial del Peregrino”, que es la certificación de paso. Se prefieren los sellos de iglesias, albergues, monasterios, catedrales y todos los lugares relacionados con el Camino, pero ante la ausencia de éstos, también se puede sellar en otras instituciones: ayuntamientos, cafés, etc. Hay que sellar la credencial dos veces por día al menos en los últimos 100 Km. ( para los peregrinos a pie o a caballo) o en los últimos 200 Km. (para los peregrinos ciclistas).
Se puede hacer el Camino por etapas, siempre y cuando éstas estén ordenadas en cronológicamente y geográficamente. Sin embargo, si se hace solamente la distancia mínima exigida (últimos 100 ó 200 km), se debe sellar siempre al inicio y al final de cada etapa, incluyendo la fecha correspondiente, de forma que se vea que el peregrino ha retomado el Camino en el mismo lugar en el que lo había abandonado (es decir, se debe sellar siempre en el lugar en que se comienza, aunque ya hubiéramos sellado en el mismo sitio al terminar la etapa anterior).
Los niños y la peregrinación. Los niños que hagan la peregrinación con sus padres o en grupos, y que tienen la capacidad de comprender lo que significa la naturaleza espiritual o religiosa del Camino, pueden recibir la “Compostela”. Si no son lo suficientemente maduros debido a su corta edad, se les concede un certificado especial con sus nombres. En el caso de bebés o de niños muy pequeños se incluye sus nombres en la “Compostela” de sus padres o del adulto acompañante. Les rogamos que, en caso de duda, contacten con nosotros en la Oficina del Peregrino, para examinar cada caso en particular.